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HACEMOS BALDOSAS, PERO QUEREMOS SUS VIDAS

  • Foto del escritor: Circo Criollo Revista
    Circo Criollo Revista
  • 5 ago 2019
  • 3 Min. de lectura
Acerca del vandálico acto sobre las baldosas del Nacional de Vicente López

Por Oscar Edelstein

Sabemos que es imposible. Desde hace mucho lo sabemos, pero de alguna manera vamos edificando un sentido al dolor, a la barbarie fascista, y la barbarie tecnoautoritaria del neoliberalismo.

No somos ni ingenuos ni nostálgicos. Respiramos los aires nuevos de las memorias explosivas que se venían cocinando desde fines de los noventa y que tomaron la escena desde el 2003.

Las militancias cundieron el pánico, destrozaron los tabiques, bajaron los cuadros, inicialaron los sitios del horror, escribieron, sudaron, investigaron. Y los juicios se abrieron.

En esa vorágine fuimos el granito de arena, a veces desierto, a veces pampa, en el viejo Colegio Nacional de Vicente López.

Éramos algunos, no siempre los mismos, pero todos valiosos. Desde el Polo de Desarrollo al programa de Pedagogía de la Memoria hubo renovación y continuidad en el Instituto 39. Siempre acompañados por la Comisión Memoria, Verdad y Justicia zona norte y el colectivo de familiares y amigos de los desaparecidos del Nacional.

Recordar cada una de las acciones es un poco artificioso, a veces difícil. Pero las baldosas por la memoria son presente perpetuo, porque están ahí, en el documental Octubre 23, pleno, con la emoción justa, con la garganta anudada, con el huracán que sopla Delia Belardinelli.

Hacer los carteles, bordar la bandera, pintar el mural, armar las baldosas, y finalmente instalarlas fueron acciones de encuentro, de reencuentro, de abrazo y de una mirada hacia adelante.

Y allí va, parte del aire. Y allí va, en libertad…

El día que colocamos las baldosas esto escribió uno de les compañeros perseguidos aquel 23 de octubre de 1976, exiliado y que aún sigue viviendo en otro país. (Casi como nosotros):

Compañeros: por Pablo Nemirovsky

Suponían que los desaparecidos tenderían a desaparecer. Que el tiempo soplaría la arena, y que las ilusiones se desdibujarían. El cálculo era infalible: todo terminaría por desaparecer. Habían previsto el duelo, el miedo, la impunidad, la bendición de sus propios dioses, y en caso de necesidad también el perdón y el olvido. No contaron con un detalle: si tuviéramos que olvidar, nos sería mucho más fácil olvidar el infierno que la alegría.


PODRÁN

VANDALIZAR LAS BALDOSAS, PERO NO TACHARAN SUS VIDAS.

Nos paramos al frente del aula, hablamos en las tertulias políticas, en las charlas familiares, con cierta infalibilidad teórica. No me refiero a si la Tierra es plana o si las vacunas son artificios malignos. Discutimos sobre la ‘más correcta’ definición de fascismo, de neoliberalismo, o si es pertinente decir que Macri es la dictadura.

Mientras tanto la democracia no es ni Rousseau ni Tocqueville, más bien tiene modulaciones totalitarias, autoritarias, socializantes, y lo que quieras adjuntar. Es casi como la deriva de Luis Alberto Romero y alguno de esos intelectuales progres devenidos en ex.

Ahora nos toca explicar, analizar, definir un hecho que no es el primero, pero que sucede en un momento de crispación electoral, de fogoneo sobre lo vital/moral que se juega en estas elecciones. Fogoneo oficialista, claro está.

Y debo decir, sin temor a deshistorizar, que esto es fascista.

No sé si el régimen es fascista, bah, si sé que no lo es.

Tanto prejuicio al anacronismo histórico, tanta voltereta para definir lo que refiere a cada época en sus propios términos, y al final nos traemos el mundo de entreguerras al siglo XXI.

La pregunta es cuánta dosis de fascismo tolera nuestra sociedad: cuánto de Trumpismo, cuánto de Bolsonarismo.

Ahí está la pregunta. Y la respuesta la construimos cada día, en las practicas que nos reúnen, que acumulan fuerzas, que no se desvían frente a los llamados del egoísmo, del egocentrismo, del sálvese quien pueda.

Nos podremos equivocar en mil cosas. Pero si no nos equivocamos en esta, hay esperanza.

Los 30 mil compañeros nos guían.

Gracias a todos los que nos acompañaron desde las redes sociales.

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