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Es tiempo de actuar

  • Foto del escritor: Circo Criollo Revista
    Circo Criollo Revista
  • 12 mar 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 25 mar 2019

Documento Histórico

Este año se cumplieron 25 años desde la creación del Centro Municipal de la Mujer de Vicente López, una iniciativa que merece no solo recordarse sino recuperarse y debatirse.

Demás está decir que el homenaje a una de sus fundadoras, Diana Staubli no es solo necesario, sino que nos introduce en un tiempo y en una coyuntura política en donde las voces feministas eran mayormente silenciadas.

En este texto se podrán escuchar las voces de protesta, de confrontación y de impulso hacia la igualdad de los géneros, que nos parecen hoy familiares pero que nos traen también extrañamiento al reconocerlo más de 20 años atrás.

El movimiento feminista no contaba con las masivas movilizaciones de hoy, su impulso tenaz golpeaba contra la indiferencia y el rechazo.

El Centro de la Mujer impulso para ello un seminario de Políticas Publicas con la participación de lxs más diversxs expositorxs y puntos de vista, y sus trabajos fueron publicados en dos libros que se distribuyeron gratuitamente.

Presentamos aquí el prólogo del primer tomo.



Es tiempo de actuar

Por Diana L. Staubli y Marcela V. Rodríguez

Centro Municipal de la Mujer de Vicente López, 1997.






Históricamente, las políticas públicas en todos los ámbitos han sido diseñadas, elaboradas y aplicadas por los poderosos.

En este sentido, el poder del Estado no ha sido excluyente ni ilimitado, pero es real. Las voces, las ideas, valores y experiencias que han transcurrido fuera de los caminos en los cuales el poder transita, no han sido considerados por estas políticas públicas. Los conflictos originados fuera de las esferas de poder están fuera del ámbito de la legitimidad. No han dejado huellas para el Estado, que los invisibiliza porque no sabe cómo superarlos o no quiere hacerlo.

El poder ha adoptado una forma masculina y la falta de poder ha adoptado una forma femenina. Este sistema de jerarquías sociales y subordinación entre los géneros ha sido perpetuado y reforzado desde el poder, bajo la concepción de que es inevitable, natural y que no contradice el ideal de igualdad ante la ley. Más aún, se nos dice que la igualdad ya ha sido consagrada y que solo subsisten situaciones excepcionales de desigualdad. Porque ahora unas pocas mujeres pueden convertirse en legisladoras, y unas muchas acceder a la universidad, todas gozamos de igualdad.

Tal como lo expresara Catherine MacKinnon: “Las mujeres, comparadas con los varones, hemos sido históricamente privadas de nuestros derechos, y todavía somos privadas de ingresos y medios adecuados de supervivencia material, y somos sistemáticamente relegadas al trabajo no valorado. Las mujeres hemos sido privadas de nuestra seguridad física a través de haber sido el blanco de la agresión sexual en escenarios que varían desde la intimidad al anonimato. Las mujeres somos usadas en entretenimientos degradantes, vendidas y compradas en las esquinas para uso y abuso sexual, y privadas del control reproductivo de nuestros cuerpos. Las voces auténticas de las mujeres han sido silenciadas, nuestra cultura arrebatada, nuestras contribuciones –a menudo- robadas, si es que alguna vez han sido reconocidas, y cuando no lo fueron, arrasadas. Las mujeres pertenecientes a grupos más vulnerables han sido intensamente sujetas a estas denigraciones, abusos y humillaciones que afligen a todas las mujeres.”

La igualdad real de oportunidades y de trato demanda la inclusión de perspectivas de las mujeres en las políticas de toda índole y en todos los niveles. Pero, en estos tiempos, también se requiere de políticas específicas que defiendan y promuevan derechos de las mujeres y su participación activa en condiciones de igualdad, en todos los ámbitos.

Se han realizado notorios avances en el plano de la igualdad formal. (…)

Estos avances deben traducirse del discurso abstracto de los derechos humanos a las transformaciones de la vida cotidiana de las mujeres. Por ello, el Centro Municipal de la Mujeres de Vicente López se propuso organizar un seminario de Políticas Publicas dirigidas a Mujeres. (…)

La intención del Seminario y de esta obra ha sido alentar a la reflexión y a la acción. Por tal motivo, invitamos a participar a mujeres que representan posiciones diversas, en muchos casos convergentes, en algunas opuestas. Algunas de estas posiciones recogen el trabajo de muchas otras mujeres que, desde distintos ámbitos de militancia, han luchado por la implementación de políticas públicas desde perspectivas de género; otras siguen perpetuando patrones tradicionales. Consideramos que es necesario encarar una exposición clara de estas concepciones, su debate y critica reflexiva. Nos enfrentamos a una situación de desigualdades sociales entre los géneros en la cual, quienes ocupamos algún espacio de responsabilidad pública, no podemos considerar nuestras ideas y nuestras prácticas, como si no tuvieran relevancia en la concepción, la conformación y distribución del poder. Aquellas personas encargadas de diseñar y aplicar políticas públicas no pueden guarecerse en la ilusión de la neutralidad, en la asunción de puntos de vista objetivos e imparciales. Cuando la norma social imperante es la desigualdad, o adoptamos acciones que permitan escuchar las voces silenciadas de la sociedad, la visibilizacion de quienes están más oprimidos/as y la redistribución del poder, o seguiremos reforzando el statu quo.

Muchas veces se nos ha dicho que la transformación es gradual, pequeña, lenta. Que la igualdad requiere un cambio global y ello demandará largos y complejos procesos. Se nos alienta a actuar como si tuviéramos todo el tiempo del mundo por delante.

No es verdad. Muchos de los problemas de las mujeres sólo pueden ser resueltos a través de grandes y profundas transformaciones. La vida de muchas mujeres no puede esperar. Por lo tanto, es necesario sentar las bases para la igualdad real, imaginando escenarios de máxima. Es tiempo de pensar políticas públicas para las mujeres ahora. Es tiempo de actuar.

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