Malvinas, 40 años (III)
- Circo Criollo Revista
- 14 mar 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 15 mar 2022
¿Por qué el incidente en las islas Georgias desencadenó la guerra?
Aunque antes del 2 de abril en las islas Georgias no se disparó ni un solo tiro entre argentinos y británicos, la cuestión desencadenada por la llegada de un contingente de obreros argentinos para desguazar las plantas balleneras en las islas australes, aceleró los tiempos previstos por la Junta Militar para ocupar las Islas Malvinas.
Sintéticamente, este conflicto comenzó el 19 de marzo de 1982 cuando desembarcó en Puerto Leith el grupo de obreros argentinos e izo la bandera nacional.
La reacción del gobierno británico pareció un poco extravagante, dado el carácter bastante folklórico del incidente. Por un lado exigió que se arríe la bandera y que el contingente abandone la isla, y por otro lado, despachó un contingente de Marines para hacer cumplir sus exigencias.
El gobierno argentino hizo lo propio, enviando otro contingente de marinos para proteger a los operarios y evitar la misión británica.
Mientras ambas formaciones militares se desplegaban en la zona y se reforzaba la presencia con fuerzas navales, el 24 de marzo el gobierno británico indicó que el personal argentino que se encontraba en las Georgias debía presentar sus pasaportes en Grytviken. Una demanda que implicaba una respuesta británica mucho más drástica que las analizadas en los encuentros diplomáticos previos, en términos de soberanía.
La réplica del ministro de Relaciones Exteriores argentino, Nicanor Costa Méndez, fue que los obreros poseían sus respectivas tarjetas blancas (en concordancia con el Acuerdo de Comunicaciones de 1971), que no serían retirados de Puerto Leith, y que no se permitiría su evacuación por la fuerza.
Un día después, el 25 de marzo, se tomó la decisión de ocupar militarmente las islas Malvinas.
Entonces, ¿Qué




es lo que cambio desde el plan de recuperación de enero a marzo del 82?
El incidente de las Georgias, junto con la interpretación cortoplacista y exagerada que el gabinete militar hizo de los cambios en la distribución de poder militar (esto es, envío de fuerza naval británica de refuerzo), llevó a la dictadura a un escenario decisional caracterizado por la sensación de encierro, en donde las oportunidades de encontrar una solución al conflicto disminuían con el correr del tiempo y los márgenes para tomar decisiones eran cada vez más estrechos. Por lo tanto, frente al pensamiento de que esta era la última oportunidad para poder cumplir con el interés nacional de recuperar los territorios usurpados, sumado al estilo confrontacionista y al fuerte anclaje que tenían las políticas de poder en la visión de la dictadura militar, no hubo desacuerdo dentro de La Junta argentina de que las Islas Malvinas debían ser recuperadas mediante el accionar militar.
Nuestro primer recorte periodístico, Clarín 27 de marzo, son notas parciales que dan cuenta de la expedición de fuerzas navales a la zona de conflicto. Es muy probable que la población no haya ponderado las palabras de Costa Méndez, como una situación muy grave y seria, caracterización que revelaba parcialmente los objetivos de la Junta Militar, recuperar por la fuerza las Malvinas.
La editorial de La Nación del 30 de marzo, ‘Ante la diplomacia del cañonero’, es muy significativa. Se trata de un alegato contra una potencia agresora, el RU, particularmente en el caso de este incidente. Y reivindica la posición secular diplomática argentina.
Sin embargo la flota de Mar ya había partido de puerto Belgrano (28 de marzo) y se había suspendido la baja anual de los conscriptos clase 1962 (29 de marzo), mientras se producían la primera gran confrontación callejera contra la dictadura, impulsada por Saúl Ubaldini desde la CGT (30 de marzo), tema de nuestra próxima entrega.
Después del 2 de abril todo cambiará.
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